La Web

En 1990, el inglés Tim Berners-Lee y el belga Robert Cailliau, mientras trabajaban en el CERN en Suiza, concibieron la World Wide Web, o sencillamente la Web. Desde entonces, Berners-Lee ha jugado un papel activo, guiando el desarrollo de la Web y en los últimos años ha abogado por su visión de la Web Semántica.

Desde la creación de la Web, hasta el surgimiento de la Web 2.0, estábamos en presencia de la Web 1.0, caracterizada por contenidos estáticos, lectores consumidores de información y sistemas de clasificación rígidos.

De acuerdo con O'Reilly (2006), una comparación entre la Web 1.0 y Web 2.0 se puede apreciar en figura, donde se afirma que la Web es una plataforma y un tejido vivo, que sirve de base a muchos elementos: desde un programa hasta una base de datos colaborativa.

En consecuencia, la Web 2.0 permite enlazar inteligencia colectiva, es decir, si en la antigua Web el conocimiento estaba relacionado a través de hipervínculos, directorios como Yahoo o motores de búsqueda, en la Web 2.0 se agregan compendios activos como Wikipedia, Flickr, etiquetas (tags) que clasifican y asocian en directo, la información y sindicaciones RSS, entre otros.

La Web 3.0 se identifica como el concepto de la Web Semántica, en la que los dispositivos son capaces de interpretar textos, valorar su relevancia, extraer ideas principales y asignarles palabras clave. El objetivo de esta Web Semántica - término favorito del creador de la Web, Tim Berners-Lee -, es añadir significado a la Web, de manera que, en lugar de un simple catálogo, se convierta en una guía "inteligente", con sitios capaces de intercambiar información sobre sus contenidos. Así, entonces, la Web Semántica trata de resolver todos estos problemas, añadiendo a la Web Sintáctica los componentes semánticos que le faltan para crear un entorno en donde se pueda acceder a la información, de un modo exacto y completo, a la vez que facilita el procesamiento de la misma y se resuelven los problemas de interoperabilidad entre aplicaciones.